miércoles, 21 de agosto de 2013

Purasangre

Mi sangre, que fluye en un torrente
bombeada sin descanso por mi pobre corazón.
Esa sangre, de quien me dió la vida
y que por las normas establecidas debería amar con devoción.
Ese amor alegre que no me sale, que me desgarra
al convertirse en algo parecido a una amarga compasión.
Y me convierto en un monstruo de sangre coagulada
que se seca en mis entrañas y me deja sin respiración.
Porque eres sangre de mi misma sangre
y no puedo quererte si te vas y me abandonas.
Porque eres sangre de mi misma sangre
y no puedo quererte si me ves sin ver quien soy.
Porque eres sangre de mi misma sangre
y no puedo quererte si me hieres y me agredes.
Porque me duelen los ojos y hasta el alma
de llorar desde que tengo memoria.
Porque estoy cansada de perseguir algo
que no es pena, ni es gloria.
Y mi carne ya engangrenada pide a voces
sacarme los ojos, cortar mis orejas y arrancarme la lengua.
Precisamente,
porque sois sangre de mi misma sangre
tampoco puedo odiaros, aunque me duela
y aunque eso sea lo que más quiera.

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